Gabriel García Márquez es un escritor poseído del placer de contar que nos devuelve a nosotros el placer de leer. Crónica de una muerte anunciada corresponde a una línea expresiva inclinada a una visión realista y un tipo de narración más directo, junto a matices propios de ironía o expresividad: “le parecía imposible que no se supiera”.
El lenguaje ostenta un registro
coloquial en las intervenciones de los personajes para resaltar su
credibilidad, así como uno más culto propio de la narración:” inclusive”. La
narración expone al cronista como una persona con gustos por el detalle y la
puntualización:” hoja oxidada y dura de doce pulgadas de largo por tres de
ancho”. Es esta caracterización la que demuestra el realismo de la obra, a
pesar de su búsqueda de lo extraordinario, que aparece mezclado junto a lo
cotidiano.
Como características puras del
estilo del autor, cabe resaltar en este fragmento el empleo de elementos
coloquiales, como la aparición en ocasiones del léxico sudamericano o hispano.
En cuanto a recursos estilísticos, Márquez recurre a elementos lingüísticos
tales como la metáfora, principalmente personificada: "bramó el buque”,
comparaciones: "parecía un alfanje en miniatura” o el simbolismo,
representado en el fragmento por el tamaño de los cuchillos, uno grande y
afilado, fabricado por Pedro Vicario, asemejándose a su carácter autoritario,
frente a uno ancho y curvo, reflejando la inseguridad de Pablo Vicario y la
protección que su hermano ejerce sobre él. Todo ello mezclado con ese
detallismo insólito, exprimiendo hasta la última memoria insignificante de cada
uno de los personajes:” la pordiosera que iba a todos los días a pedir un poco
de leche por caridad”, junto con una destacada pasión por lo onírico y la
superstición, a pesar de no estar plenamente presentes en este extracto,
conforman un estilo propio, influyente y emblemático digno de la magnitud de un
autor como Gabriel García Márquez.
Víctor Calles Alonso