12/17/2020

GRANDES DESPLAZAMIENTOS

 

Los elementos de comunicación más importantes del texto son el emisor, receptor y mensaje, que se muestran con la preocupación del autor por expresar su punto de vista, convencernos y entretenernos . Para ello, utiliza varias funciones lingüísticas:

Predomina la función apelativa ya que Juan Manuel de Prada se centra en persuadirnos de la decadencia de los viajes y reclama nuestra respuesta inmediata (“Bienvenidos a la era de los grandes desplazamientos”) mediante rasgos como adjetivos valorativos (“grandes”) y oraciones interrogativas (“¿qué demonios queda del viaje?”) o diferentes tipos de argumentos como el de presunción (“la misión del viaje consiste en conducirnos…”).

También aparece la función expresiva, orientada al emisor, para mostrar su opinión (“apenas merece la designación de simulacro”) e inferir subjetividad a través del modo subjuntivo (“debiera”), términos connotativos (“demonios”), adjetivos valorativos (“idénticos”), interrupciones (“¿o debiera decir “desplazados”?”) y énfasis en la entonación (“Porque lo otro, que es lo que usted y yo hacemos, apenas...”).

Encontramos función representativa, orientada al referente (“grandes desplazamientos”). Mediante ella, se transmiten contenidos objetivos (“Antes del boom turístico, sólo los ricos podían viajar”) pero también se oculta la subjetividad anteriormente mencionada usando léxico con valor denotativa (“hoteles”), cambio de adjetivos valorativos por especificativos y relaciones (“turístico”), modo indicativo (“es”) y entonación neutra con oraciones enunciativas  (“El boom turístico asesinó…”).

Por último, se puede ver la función poética, orientada al mensaje por la intención del autor de crear belleza y entretener, mediante una abundancia de recursos estilísticos como símiles (“nos deposita como fardos”), figuras retóricas como interrogaciones(“¿qué demonios queda del viaje?”), metáforas (“turista entre algodones”) o personificación (“El boom turístico asesinó la posibilidad”).

Juan Manuel de Prada utiliza la función expresiva para este artículo periodístico de opinión, además de la representativa para encubrir su propio punto de vista. Esta función predomina en las primera líneas (la exposición) mientras que la subjetividad propia de las funciones apelativa y expresiva aparece en la argumentación, para convencernos de cambiar nuestra manera de viajar. Además, utiliza la función poética que ayuda a crear un texto con registro culto, en ocasiones pero fácil de entender y entretenido.

Sandra Gutiérrez

12/10/2020

ACTITUD E INTENCIONALIDAD

 

La actitud del autor es claramente subjetiva. Da su opinión sobre cómo viajamos hoy en día y lo diferncia del pasado. Para apoyar esta idea de manera subjetiva lo hace, sobre todo, con argumentos de presunción (“tendremos que convenir”). 

Presenta rasgos propios de esta actitud, el primero es la presencia de adjetivos valorativos como “hospitalario”, lo que ayuda al autor a expresar su opinión. Otro rasgo propio de la subjetividad y que aparece en el texto es la función expresiva “apenas merece la designación de simulacro”además utiliza símiles como “nos deposita como fardos” para aumentar el grado de subjetividad del mismo, y hacerlo más entretenido al lector. Utiliza rasgos propios de la objetividad para ocultar parte de esta subjetividad con proliferación de oraciones enunciativas por todo el texto (“antes del boom turístico”) para informar, al igual que la pasiva refleja: “se suceden”. 

En cuanto a la intencionalidad se puede decir que el autor nos intenta convencer de cambiar nuestra manera de viajar, trasmitiendo así su opinión sobre el tema. Para ello utiliza la función apelativa en interrogaciones retóricas (“¿qué demonios queda del viaje?") a modo de reflexión. Para involucrar al lector, preocupándose así por que el mensaje nos llegue, también usa la 1º persona: “convertirnos en zascandiles”. Otra intención del autor es dejar clara la diferencia entre “viaje” y “desplazamiento”; de esta manera, el lector siente que lo que hace habitualmente es desplazarse más que viajar.  

                                                                                                                          Ángela Matos