1/19/2019

PERSONAJES BERNARDA ALBA

     En este fragmento, al igual que en la obra entera, tan solo participan mujeres, el hombre es el gran ausente pero en este caso sí que se hace alusión al sexo masculino aunque sea sin ser visto (espacio escénico invisible). Se ve el enfrentamiento entre la figura autoritaria y la rebeldía.
     No son encarnaciones del bien y del mal, no son personajes simbólicos son específicos. Bernarda es mala, malévola, represiva, pero no es unidimensional ni completamente negativa. Adela es la que más gusta: representa la única posibilidad de amor que vemos en la obra, pero tampoco está exenta de culpabilidad. Bernarda es tiránica y ciega a las consecuencias, pero siempre dentro de los límites sociales de la sociedad del campo andaluz establecidos desde hace siglos. Adela, en cambio, rompe
con su rebelión las normas establecidas de su sociedad y lo hace sabiendo perfectamente lo que significa. No es una heroína, su propia rebelión la llega a espantar.

     Bernarda → tiene 60 años, su nombre significa “con fuerza de oso”, es estricta, tradicional e intolerante “y que pague la que pisotea la decencia”. Tras la muerte de su marido es lógico que ella asuma el mando. Lo que resulta constante en la obra es el conflicto: autoridad e individualidad, ley natural y social.Bernarda es el personaje de la autoridad (siempre lleva en escena el bastón) y la ley
social.Es una mujer desgraciada cuya razón de ser es el odio y la represión, “Acabad con ella antes que lleguen los guardias”. Es un ser malévolo pero no es unidimensional. Tiene una obsesión con la fertilidad,  “¿matadla, matadla!”. Representa las convenciones morales y sociales más añejas, la mentalidad tradicional del ¿qué dirán?, apariencia, buena fachada aunque no se corresponda con la
realidad, oposición a los impulsos eróticos, la decencia , la honra, la obsesión por la virginidad, la concepción tradicional del papel de la mujer frente al del hombre;todo se les consiente, orgullo de casta: conciencia de pertenecer a una capa social superior por lo que impide el noviazgo de martirio (por razones sociales). A sus hijas les recuerda que han nacido con posibles, Su lenguaje está plagado de órdenes y prohibiciones,  “¿matadla, matadla!” ¡Acabar con ella antes que lleguen los guardias!

     La Poncia → tiene 60 años, al igual que Bernarda, su nombre hace referencia a la indiferencia. Es la criada y en esta escena es el personaje más importante ya que es ella la que nos introduce la historia. Utiliza un lenguaje realista,"La hija de la Librada, la soltera, tuvo un hijo no se sabe con quién". Es una vieja criada que interviene en las conversaciones, conflictos, hace advertencias y da consejos. Habla con las hijas de Bernarda de modo abierto y descarado. Tiene un odio contenido hacia Bernarda.

     Adela → tiene 20 años, es la más joven, su nombre significa “ de naturaleza noble”, representa la figura de la rebeldía ya que va en contra de su madre en todo momento y en contra de todas las reglas.Es una clara demostración de la individualidad y la ley natural."(Cogiéndose el vientre.) ¡No! ¡No! " Es hermosa y apasionada. Su fuerza y su pasión la hacen prorrumpir en exclamaciones escandalosas, en desafío abierto a la moral ya que está dispuesta a convertirse en la querida de Pepe el Romano.

       Martirio → tiene 24 años, pudo haberse casado si su madre no se hubiese entrometido. Enferma, depresiva, pesimista. Su pasión la lleva hasta la vileza. "Sí, y vamos a salir también nosotras". Es apasionada y malvada, odia y envidia a su hermana Adela " (Mirando a Adela.) ¡Que pague lo que debe!" 
Carmen Abad


ESTRUCTURA DE LA OBRA


     La estructura externa de La Casa de Bernarda Alba se compone de tres actos que se corresponden con la presentación, el nudo y el desenlace. En el primero de ellos se plantea la situación y queda reflejado el conflicto inicial y la lucha de fuerzas. Además, Adela se niega a vivir en un “convento”. En el segundo acto, la rebeldía de Adela se incrementa y, con ello, los conflictos con su madre Bernarda. En el final de este, Adela le confiesa a Martirio sus relaciones con Pepe El Romano. El tercer acto camina hacia el desenlace final. El drama concluye con la tensión final de la muerte de Adela y la percepción de Bernarda de la ruptura del sistema establecido.
     Este fragmento de la obra se encuentra en el segundo acto, casi al final de este, donde se sitúa el clímax del acto con mayor tensión dramática después de un enfrentamiento entre Bernarda y Martirio por el retrato robado por esta última de Pepe El Romano.
     La estructura interna es cíclica y repetitiva. Como se acerca el final del acto, se abandona la calma inicial para entrar en una sucesión de conflictos que acabaran en una violencia final, en este caso, con el apedreamiento de una mujer soltera que había tendido un bebé y que, después mató y enterró por la presión social.
     La importancia de este acto reside en los conflictos de Bernarda con sus hijas por Pepe El Romano y los roces entre las hermanas por la conquista del mismo. Además, aquí es cuando Bernarda comienza a reconocer lo que ocurre entre sus hijas y Pepe, ya que todas quieren casarse con un hombre, y puesto que este el único que encuentran cerca, todas lo quieren para sí mismas. La mayor parte de los conflictos de la obra vienen debidos a las prohibiciones y esclavitud a la que están sometidas las hijas de Bernarda, más aún por el luto tras la muerte de su padre.
     Todo esto desembocará en la rebeldía representada por Adela, la cual está enamorada de Pepe, prometido de su hermana Angustias, y se quedará embarazada tras mantener relaciones con el mismo. Más tarde, se ahorcará por la falsa creencia de la muerte de su amado a manos de Bernarda al enterarse del romance entre ellos.
Lorena González

TÉCNICA DRAMÁTICA

     La técnica dramática de este fragmento de La casa de Bernarda Alba, las situaciones y la acción se desarrollan en un lugar cerrado, en una parte de la casa de Bernarda con muros gruesos y blancos. Tienen tres matices de luz y de color, en este caso "blanquísimo" , representando la pureza inicial de las estancias, en las que se desarrolla la conversación entre ambas criadas sobre su jefa, Bernarda. Este diálogo tiene una influencia en el lector, ya que empezamos a odiar a Bernarda antes de que aparezca. "Habitación del interior de la casa de Bernarda. Muros gruesos."
     Es el mundo de luto, del silencio, en el que hay situaciones límite. A lo largo de la obra es comparado con un convento, un presidio, un infierno "¡Quisiera que ahora, como no come ella, que todas nos muriéramos de hambre!" La atmósfera no es aún sofocante. En este supuesto convento Bernarda manda y el resto están obligadas a obedecer "¡Mandona! ¡Dominante!".
     Un detalle de la espacialización del drama es el papel que juegan las ventanas de la casa. Si seguimos literalmente el texto, no figuran en el escenario; forman parte de ese espacio exterior hecho presente y actuante. Ventana o balcón, con rejas o celosía. A través de las ventanas que dan a la calle llegan sonidos, ruidos y noticias "Se oyen doblar las campanas". Estas ventanas, que no aparecen, son el espacio para la observación y la recepción, se ajusta a lo oferente (lo que se ofrece) y a lo prohibido. "VOZ: (Dentro) ¡Bernarda!".
     El tiempo está lleno de esperas, recuerdos, urgencias y calor sofocante "Es verano". El tiempo externo, la época de los años treinta y el interno lo que dura el verano. Otra cosa es el tiempo escénico que mide la duración de la representación.
     Las acotaciones son comentarios decisivos sobre el atuendo o la actitud de los personajes "PONCIA: (Sale comiendo chorizo y pan)" "CRIADA: (con tristeza, ansiosa)".
Bera Gutiérrez

1/18/2019

ESTILO DEL FRAGMENTO

El teatro fue la actividad preferente del final de su trayectoria, este posee una dimensión humana y otra estética. Con el paso del tiempo crea un enfoque social. Añadió como segundo título Drama de mujeres en los pueblos de España.

No hay personajes sobrenaturales, no hay coros, ni danzas simbólicas, por lo que no hay ningún elemento de la tragedia griega por lo que se denomina drama en vez de tragedia. Su lenguaje es realista y hay una necesidad de catástrofe en la cual sí que hablamos de tragedia.

Es un drama andaluz poético, aunque no emplea versos, no tiene intención política solo artística, no es la situación general de las mujeres en España sino la de una familia andaluza.

El símbolo más importante que aparece es el color, ya que en esta obra no hay, solo existen blancos (pureza) y negros (luto, tristeza, todo lo malo), estilización de los muros blancos y los vestidos negros. Durante la obra aparece ell vestido verde de Adela representa la blancura que no

quiere perder dentro de esa casa. El traje negro de moaré de María Josefa, con perlas. Las sábanas blancas del ajuar. Los ojos negros. El abanico de colores de Adela que rechaza su madre como impropio. En este fragmento concretamente aparece “cuatro mil bengalas amarillas” que es una hipérbole que destaca y exagera la disposición de Adela a que su relación ilícita con Pepe el "Romano" se haga pública a la vez que se conozca la situación que viven en esa casa.

Para que el drama sea poético no hacen falta versos, los personajes hablan, gritan, lloran y desesperan, pero únicamente en prosa “¡Velo!”. El diálogo está fundido completamente con la acción, son la carne y el hueso de la tragedia.

El lenguaje andaluz cotidiano e irónico “vieja marrana” es la esencia, los dichos populares “agarrar la liebre con las manos”, hipérboles”cuatro mil bengalas amarillas”, piropos u obscenidades “apagarme este fuego que tengo levantado por piernas y boca” es un simbolismo puro.

En cada acto hay un comienzo realista que después se convierte en un lenguaje cargado de valores dramáticos, el primer acto, más rápido el segundo y el tercero muy rápido. El lenguaje poético va aumentando, dobles valores, múltiples significados que convierten palabras en símbolos “fuego”.

Los tres actos son como tres olas (cada una va aumentando) hasta su rompimiento que es un maremoto cuya inundación expresa Bernarda en su último parlamento. Este fragmento se sitúa en el segundo acto.
Bera Gutiérrez