El estilo de Nada es realista y poético al tratarse a menudo de una descripción de la realidad desde un punto de vista personal y sensible. Carmen Laforet emplea un lenguaje lleno de recursos poéticos con los que da valores simbólicos a tanto escenarios como objetos, representando así los sentimientos de Andrea.
Existe un claro realismo impresionista basado en la perspectiva subjetiva de la protagonista utilizando expresiones como: “me viene” o “me acuerdo”. Esto ejemplifica, además, la técnica narrativa donde el fragmento actúa como retroceso temporal o flashback (“me acuerdo de mis primeras inquietudes en la casa”).
Este fragmento también contiene numerosos ejemplos de las descripciones expresionistas desde un plano distorsionado en el que la realidad parece una pesadilla para la protagonista (“vaho de fantasmas”, “noches que corrían como un río negro”, “como en una pesadilla”).
Algunos recursos literarios que aparecen en el texto son las sinestesias (“húmedas melancolías”, “dulces y espesas noches”, “húmedo olor”), metáforas y símiles (“como jugo de ortigas”, “como tierra quemada”) que configuran una atmósfera de tristeza y opresión. Las figuras literarias de recuerdo clásico (“zumo de luna”, “escamosa cola de oro”) nos conectan con un mundo mítico de fantasía adolescente, la de Andrea.
Diana Fernández