Al pasar a segundo plano la narradora no escapa de la acción narrativa, sino que actúa más bien como punto de vista impresionista además de que están narrados siguiendo un orden temporal lineal y también se presenta como una protagonista-testigo ya que está escrita en primera persona (“Casi sentí erizarse mi piel al vislumbrar a una de ellas”). Hay abundantes expresiones que marcan un distanciamiento más emotivo que cronológico: la Andrea que escribe la obra se distancia de la Andrea que vivió la crisis de iniciación de la vida adulta (“En toda aquella escena…”).
Respecto al marco espacial de la novela es muy concreto y reconocible, aunque la autora nos proporciona una visión impresionista, además hay una marcada oposición entre los espacios interiores y exteriores. En este caso se presenta en un espacio interior que representa el ámbito de frustración y opresión (“en el piso un calor sofocante como si el aire estuviera estancado y podrido”). Por otro lado, los espacios exteriores que representa la liberación, los cuales Angustias le reprocha a Andrea sus paseos solitarios por la ciudad (“¿Cómo me podía yo imaginar que ibas a llegar de madrugada?”).
En conclusión, mientras que los momentos pasados en el interior de la casa son "días sin importancia" asociados a la tristeza y a la náusea, los pasados con sus amigos en sus excursiones por la costa, son días "incomparables" porque están asociados a la dicha".
Juan José Gutiérrez