En este fragmento
de la obra de La Casa de Bernarda de Alba, refiriéndonos a su estilo
podemos encontrar las siguientes características:
Su teatro une realidad y poesía. Crece en Lorca
la idea de un teatro didáctico con un enfoque social de la época. El realismo
del lenguaje (“tú que eres la más rica) y ciertas expresiones cómicas serían
rasgos propios del drama. Sin embargo, por la esencial impresión de necesidad
de catástrofe, de lo inexorable de la frustración (“no pasa nada/ quiero irme
de aquí”) hablaríamos de tragedia. Es un drama andaluz altamente poético, sin
emplear versos.
En cuanto a los símbolos, el agua se manifiesta
de manera muy especial en la obra y constituye una parte integral y poética. La
abuela pide casarse en la orilla del mar con un varón hermoso que nos recuerda al amor y al sexo . No hay color en esta obra, solo hay blancos y
negros. El blanco y negro, es una perfecta estilización no realista de
Andalucía. En este fragmento aparece el traje negro de María Josefa y la
gargantilla de perlas blanco. Los únicos colores
que aparecen en este fragmento es el ramo de flores que adorna la cabeza y
escote de María José, simbolizando la rebeldía y el erotismo.
En cuanto al lenguaje dramático los personajes
hablan, gritan, lloran y desesperan, solo que no lo hacen en verso (“MJ:
¡quiero irme de aquí, Bernarda!"). A través del lenguaje se consigue la
individualización de los personajes, el diálogo está perfectamente fundido con
la acción (“encerradla”), sin que haya en él nada que sobre o que falte, lo que
se deja dicho y lo que se sugiere son carne y hueso de la tragedia.
El lenguaje de la Casa de Bernarda Alba es el
lenguaje andaluz llevado muchas veces a su esencia. El problema reside en el
hecho de que el andaluz no emplea frecuentemente un lenguaje realista (“¡Hasta
que salga de esta casa con los pies adelante, mandaré en lo mío y en lo
vuestro!”) y además presume de ello, son muy populares las hipérboles con valor
metafórico:( “haciéndose polvo el corazón”), piropos u obscenidades
Cada
frase va cargada de sentidos dobles y sugerencias irónicas (“Guárdate la lengua
en la madriguera”)
Ana Martínez