PERSONAJES
El
personaje ausente es el hombre. En este fragmento solo aparecen mujeres, como
en el resto de la obra. Teniendo una disputa sobre los comportamientos alocados
de una de las partes (Adela) contra la autoridad y experiencia de la otra parte
(Poncia, la criada).
Los
personajes de este fragmento son Adela y la Poncia, personajes que no encarnan
ni el bien ni el mal, no son personajes simbólicos, son específicos
La
Poncia: tiene sesenta años. Su nombre proviene de Poncio Pilatos, es una vieja
criada que interviene en los conflictos, hace advertencias, da consejos: “porque
yo puedo dar voces encender luces y hacer que toquen las campanas”. Hasta tutea
a Bernarda. Asume su condición de criada pero con mucho odio, destaca el sabor
la riqueza y la creación de su habla.
Todas
las hijas viven entre la reclusión impuesta y el deseo del mundo exterior. Todas
están más o menos obsesionadas con lo erótico. Estos anhelos eróticos pueden ir
unidos, o no, a la idea del matrimonio, único cauce permitido para salir de
aquel encierro. Sus actitudes van de la sumisión a la rebeldía.
Adela:
tiene 20 años es la más joven de las hijas de Bernarda, su nombre significa “de
naturaleza noble”. Es hermosa y apasionada, su fuerza y su pasión la hacen
prorrumpir en exclamaciones escandalosas: “por encima de mi madre saltaría para
apagarme este fuego que tengo levantado por piernas y boca”. Su momento
culminante en la obra es cuando rompe el bastón de su madre claramente
simbólico. Adela es la que más gusta representa la única posibilidad de amor
que vemos en la obra. Rompe con su rebelión las normas establecidas de su
sociedad y lo hace sabiendo perfectamente lo que significa. No es una heroína,
su propia rebelión la llega a espantar. La causa de su muerte no es su rebelión
sino la mentira perversa de Martirio que le convence de que la única razón de
su vida ya no existe. Es una pobre joven que muere víctima de unas circunstancias
determinadas. El conflicto entre Bernarda y Adela es universal. La lucha entre
la ley individual anárquica manifestada sobre todo en la sexualidad de Adela y
la necesidad de Bernarda (en este fragmento es Poncia) de reprimir esa
individualidad no puede ser más universalmente humana.
Claudia
Calderón