La actitud del autor en este texto es irónica ya que al comienzo de este nos hace creer que España de verdad ha encontrado el modo de mantener a la población eternamente joven. A medida que avanza al texto, nos damos cuenta de que se refiere a que la decadencia de la economía juvenil no permite avanzar a los jóvenes y crecer, ya que les es imposible independizarse o llevar a cabo determinados estilos de vida. Así, la ironía le permite expresar una crítica clara, pero sin adoptarla abiertamente como una opinión evidente. Además la actitud del autor es claramente subjetiva, aunque lo intenta encubrir aportando datos estadísticos para apoyar su discurso, lo cual se corresponde con el argumento de probabilidad (“el parque de vivienda social en España: 2,5% frente al 9% de la media europea”) o la proliferación de oraciones enunciativas por todo el texto (“si el acceso a la vivienda es complicado tampoco les resulta fácil formar una familia”), de esta forma dota de credibilidad y objetividad su postura, aunque no deja de ser su punto de vista personal. Sin embargo, la presencia de adjetivos valorativos como “peculiar” o “insatisfechos”, que se corresponden con la función expresiva del lenguaje, dan a conocer su opinión y emociones.
Con esta actitud del autor podemos apreciar cómo su intencionalidad es hacernos reflexionar, convencer al lector y expresar sus pensamientos. Para ello comienza el texto llamando la atención del lector para que lea el resto del artículo por sentirse incluido e identificado con el contenido de este. Esto se ve reflejado en el empleo de la función apelativa al principio del fragmento (“uno de los logros de nuestro país es que hemos encontrado la fuente de la eterna juventud”) que se caracteriza por los verbos conjugados en primera persona del plural (“hemos encontrado”) o los adjetivos valorativos (“eterna”). A su vez la intención del autor también es convencer al lector sobre la realidad de España y la seriedad y dimensión del problema que presenta, y para ello en la exposición (al inicio del texto) mezcla la primera persona del plural (“uno de los logros de nuestro país es que hemos encontrado…”) para hacer ver que el problema afecta a todos los españoles, con la tercera persona del plural (“los jóvenes españoles no pueden dejar de serlo…”) para indicar que hay un grupo de gente a la que le afecta directamente y son lo que más se deberían preocupar. Además, mediante el uso de sujetos colectivos impersonales (“las administraciones públicas al actuado…”) se pretende responsabilizar a estas instituciones de algo que afecta a todos en cierta medida.
Celia Almaraz