Machado establece en Campos de Castilla un corpus temático basado en tres principios: la preocupación patriótica y la crítica de corte regeneracionista en los planos social y político con fe en el porvenir de España y una nueva generación; el conocimiento del paisaje natural y sus gentes como medio para llegar a la realidad española y al patriotismo; y por último, meditaciones y cuestiones sobre el hombre y el mundo, incluyendo en este punto la unamuniana “intrahistoria” y la proyección de realidades íntimas. En este poema (CVI “Un loco”) tratará los tres principios.
El paisaje de Castilla constituye uno de los temas principales del extracto. Se representa el paisaje de forma objetiva (“lejos se ven sombríos estepares, / colinas con maleza y cambrones”) describiendo su dureza y pobreza. Esta forma objetiva de describir el paisaje dará paso a una forma subjetiva, identificando la pobreza natural con la pobreza social, cultural y política de Castilla (“Es una tarde mustia y desabrida / […] en la tierra / estéril y raída”). Esta subjetividad también se identificará con el pasado histórico y guerrero de Castilla (“la sombra de un centauro yerra”).
La acción destructora del tiempo representa otro tema central del poema: se concibe al hombre como cambio sucesivo hacia la muerte, donde la angustia por la progresiva destrucción y la pérdida de bienes pasados es pilar fundamental. Machado aplicará esta acción destructora del tiempo a las ciudades castellanas, retomando el tema de la decadencia castellana a nivel social y urbano y su intrahistoria (“Huye de la ciudad… Pobres maldades, / misérrimas virtudes y quehaceres / de chulos aburrido y ruindades / de ociosos mercaderes.”) Representará la muerte a través de rasgos antropomórficos del personaje principal del extracto, el “loco” (“Es horrible y grotesca su figura; / flaco, sucio, maltrecho y mal rapado, / ojos de calentura / iluminan su rostro demacrado.”)
Para Machado, Castilla es simultáneamente territorio físico (real) y personal (emocional). Así pues, describirá sus propias inquietudes a través de elementos del paisaje; muestra sus emociones negativas respecto a la posición en la que se encuentra la sociedad castellana, retomando la crítica regeneracionista. Un ejemplo de este uso es el “camino en la árida llanura, / entre álamos marchitos” (el álamo representa en Machado el resurgir; aquí marchito, la decadencia.)
Centrándonos en el personaje del “loco”, podemos ver cómo la intrahistoria es pilar fundamental de la poesía machadiana. Se describe la historia del loco, un personaje no transcendente en la historia de España. Un hombre emigra de la ciudad al campo (“Huye de la ciudad. ¡El tedio urbano!”). Machado explica cómo este problema no está en el loco sino de la sociedad: la gente no es capaz de apreciar la tranquilidad y lo que aporta lo rural (“No fue por una trágica amargura / esta alma errante desgajada y rota; / purga un pecado ajeno: la cordura, / la terrible cordura del idiota”). El loco escapa de la intrahistoria y consigue ir contracorriente de sociedad, un gesto heroico no propio de las gentes de Castilla.
Alejandro Gutiérrez
