2/13/2019

TEMAS DE UN FRAGMENTO DE RÉQUIEM POR UN CAMPESINO ESPAÑOL 


    El pensamiento y la actitud existencial de Sender se manifiesta en su preocupación por el hombre elemental (los mecanismos naturales que rigen el pensamiento y el comportamiento humanos) y en su interés por temas antropológicos tratados desde una erudición sorprendente. El hombre, centro de atención y personaje único dentro del fragmento (destaca la ausencia de la mujer), es considerado desde su relación con el exterior, el mundo y la sociedad en que está inserto.

    El tema principal del fragmento es el remordimiento por la traición (“Me han engañado a mí también”, “Mosén Millán, conmovido hasta las lágrimas”). El sacerdote se muestra impotente ante la situación que debe afrontar, y la incapacidad para cambiar el transcurso de los acontecimientos hasta un desenlace catastrófico, tanto para los tres reos, que van a ser fusilados por una causa injusta, como para el sacerdote, que llevará consigo la huella del recuerdo y el remordimiento.

    La actitud elusiva de hechos históricos concretos y la ubicación de la acción en su territorio nos invitan a pasar del plano histórico a uno más general: la reivindicación contra la injusticia (“Usted me prometió que me llevarían a un tribunal y me juzgarían”), injusticia que entronca con la impotencia del pueblo para cambiar las cosas. Este obligado a practicar la sumisión para garantizar en mayor o menor medida la supervivencia, podría quedar representado de manera simbólica en la figura de Paco, que pagará la insurrección con su vida, además de la de otros dos campesinos, que servirán de ejemplo, amedrentando aún más a la gente de los pueblos, impotentes, como Mosén Millán.

    No es casualidad que sean tres los hombres que van a ser ejecutados, pues en la crucifixión de Jesucristo tres fueron también (él y dos ladrones) las personas ejecutadas. Podemos relacionarlo con el tema de la Iglesia y de lo religioso, evocados respectivamente por el sacerdote y sus palabras en la intervención final: “A veces, hijo mío, Dios permite que muera un inocente. Lo permitió de su propio Hijo, que era más inocente que vosotros tres”. La palabra “Hijo”, en la primera oración, podría suponer un último intento de Mosén de arropar a Paco en los brazos de Dios y de la Iglesia, para poder afrontar con esperanza de resurrección en el otro mundo, la muerte irremediable a manos del hombre injusto.

NOÉ RUANO