Hoy es martes, pero en estos días muchos españoles se enfrentan a una elección trascendental. Son los españoles que más cuentan, aquellos que aún no se mueven por rencores ni prejuicios adquiridos, sino que cuando levantan la cabeza lo único que ven es el futuro. Son los que saben que nadie va a venir a solucionarles la vida, sino que aspiran a sumergirse en un reto personal e intransferible y lo hacen con enorme convicción. Están a punto de dar un paso trascendental, después del lujo de la irresponsabilidad. Su elección es callada, en muchos casos sin publicidad ni cámaras, sin campaña, sin demasiada información, sin que sean válidos los consejos de los que antes pasaron por ello, porque la experiencia es un valor, pero nunca dos vidas fueron idénticas. Muchos jóvenes españoles, después de pasar el examen de Selectividad, que será sustituido por exámenes similares con otro nombre tan feo, afrontan en estos días el proceso de matriculación en sus universidades.
La elección de lo que van a estudiar en los próximos cuatro años, de dónde van a colgar su esfuerzo, de cómo van a transformar su vocación y su pasión en una profesión, es una de las elecciones más trascendentes, por mucho que nadie parezca prestarle atención. El futuro de nuestro país depende de ello, porque del acierto al escoger y del funcionamiento universitario pende nuestro destino. Hay muchos jóvenes a los que su entorno intenta inclinar hacia carreras cargadas de promesa de empleo, de futura estabilidad, de rentables ingresos. Ojalá que su perspicacia les ayude a entender que lo más rentable de una vida profesional es entregarla a aquello que te apasiona. Supongo que a estas alturas ya han catado el sabor de la estafa, la amarga conciencia de que no todo lo que te cuentan es verdad, la insistencia de ejemplos muy relevantes por convencerlos de que el oportunismo, la trampa y el arribismo siempre se salen con la suya.
Aún no saben que toda carrera te decepciona. No puede ser de otra manera si guardas enormes aspiraciones. Pero a lo mejor encuentran una asignatura, un profesor, un compañero, un cruce de senderos, una intuición que les guíe hasta ese sitio en el que imaginan la vida plena de adultos. El panorama es desolador. Nunca ha estado tan desprestigiado estudiar ni tan prestigiado ser imbécil. Nunca la propaganda comercial ha puesto tanto empeño en disfrazar el vacío de plenitud. Nunca estuvo tan abandonado el valor educativo sin un gramo de culpa. Por eso lo tienen más difícil que nadie. Y estos días su elección y su tino dibujará nuestro futuro.
DAVID TRUEBA, El País
-Tipo de
texto:
Este texto,
es un texto periodístico, más concretamente un artículo de opinión
ya que está relacionado con la actualidad, “la elección del
futuro laboral de los estudiantes’’; utiliza un lenguaje estándar
para que sea más accesible al lector y alcanzar un mayor número de
receptores. Una de sus finalidades es informar, por lo que existe
función referencial “estos días muchos españoles se enfrentan”
o “Aún no saben que toda carrera te decepciona”, con lo que
también aparece la función apelativa. La pretendida objetividad por
parte del autor se manifiesta a pesar en el uso de adjetivos
valorativos “rentable” “desprestigiado” “difícil”, para
expresar su propia opinión y la presencia de la 3ª persona “El
panorama es desolador”, a pesar de que aparece la 1ª persona del
plural para intentar involucrar al lector “El futuro de nuestro
país”, además encontramos verbos en presente de indicativo “Son
los españoles que más cuentan” para presentarnos como evidente lo
que sólo es opinable. Lo mismo que oraciones enunciativas y alguna
oración impersonal “Hay muchos jóvenes a los que su entorno
intenta inclinar”. Se presentan todo tipo de estructuras
sintácticas porque va destinado a un público muy variado: una
oración simple “su tino dibujará nuestro futuro”, una
coordinada “en un reto personal y lo hacen con enorme convicción”
y alguna subordinada “El futuro de nuestro país depende de ello,
porque del acierto al escoger y del funcionamiento universitario
pende nuestro destino”. El predominio de un registro estándar
evita las figuras literarias.
-Modo del
discurso:
El modo del
discurso es expositivo-argumentativo, la principal intención del
autor es convencer sobre un tema que afecta a todas las personas en
general “la elección del futuro laboral por parte de los
estudiantes”; por lo que la función predominante en el texto es la
apelativa.
Utiliza
algunos argumentos para hacer pensar al lector como ejemplos “Hay
muchos jóvenes a los que su entorno intenta inclinar hacia carreras
cargadas de promesa de empleo”, algún argumento analógico “El
panorama es desolador”.
La
estructura del texto está compuesta por una tesis que se presenta
tanto al comienzo como en la conclusión final; el desarrollo o el
cuerpo en el cual se fundamenta la tesis y se refutan opiniones
opuestas a la establecida y la conclusión, que en este caso coincide
con la tesis del texto.
En cuanto a
las características lingüísticas y textuales; en el texto se
presentan oraciones enunciativas que hacen reflexionar al receptor
“Por eso lo tienen más difícil que nadie”, y alguna oración
subordinada para expresar relaciones lógicas “El futuro de nuestro
país depende de ello, porque del acierto al escoger y del
funcionamiento universitario pende nuestro destino”. Se usa
mayoritariamente la 3ª persona para expresar una objetividad, que no
es tal “El panorama es desolador”; además se ayuda del presente
de indicativo “Hoy es martes”. Aparecen algunos tecnicismos como
“matriculación” y predominan los sustantivos abstractos
“perspicacia”, “plenitud”, “irresponsabilidad” para
transmitir ideas.
Los
adjetivos que se aprecian son básicamente especificativos; tanto
descriptivos “desolador” como valorativos “imbécil”.
Asimismo, el
autor se ayuda de pocos recursos expresivos para crear belleza con
una intención didáctica como alguna antítesis “prestigiado /
desprestigiado”.
Álvaro López