“Rosas negras” Comentario de la actitud e intencionalidad del autor
La
resignación del autor se percibe en este texto, en el que Julio Llamazares
plasma su impresión de la sociedad actual. Es por eso que se refleja la
subjetividad en la 1ª persona (“Por cada uno de ellos yo arrojo una rosa negra
que nadie verá caer”), propia de la función expresiva, por la que se establece
una comunicación entre el emisor y el receptor. También se utilizan adjetivos
valorativos (“conmovedoras”, “deslumbrantes”, “perfecta”), con los que resalta
la figura de Andrea Bernal.
Por
otro lado, la objetividad del autor está presente en la aportación de datos y
cifras (“5.000 sepultados en ella solo este año”), y en la utilización de la
modalidad oracional enunciativa de oraciones en las que incluye verbos en modo
indicativo (“concluye su poema Andrea Barnal”: concluye , en 3ª persona del
singular, del presente de indicativo), y que siguen un orden lógico. Estas
características aparecen también cuando da una visión personal de la situación
para ocultar esa subjetividad.
El autor se muestra pesimista ante el futuro de desorden,
justicia e hipocresía que le espera al mundo, en el que las preocupaciones más
relevantes del ser humano se reducen y reducirán a la vanalidad de unas fiestas
populares (“concluye su poema Andrea Bernal en un final que valdría también
para el año que terminará esta noche y que será celebrado (…) con la alegría
repetitiva y artificial de todos los años, esa que nos sirve a todos para
engañar nuestras creencias o para negar lo que no nos gusta”).
La
intención del autor es informar sobre la situación actual en el Mar
Mediterráneo, más en concreto, sobre la crisis migratoria que se lleva
desarrollando estos dos últimos años, y lo hace por medio de la función
referencial o representativa, es decir, con la objetividad anteriormente
comentada, y que incluye el uso de un léxico denotativo (“poesía”,
“campanadas”, “civilización”) y la modalidad oracional enunciativa en oraciones
que siguen un orden lógico, en las que emplea verbos en modo indicativo (“las
de los centenares de miles de refugiados que vagan por las fronteras como
animales: vagan = 3ª persona del singular, del presente de indicativo”).
Asimismo,
pretende influir en la opinión pública expresando su opinión con respecto al
tema principal del texto, es decir, de manera subjetiva. Lo hace por medio de
la función expresiva, utilizando verbos en 1ª persona (“arrojo”: 1ª persona del
singular, del presente de indicativo; “nos gusta”: 1ª persona del plural, del
presente de indicativo), con los que hace sentir al lector como parte de un
grupo mucho mayor. También mediante el uso de un léxico connotativo
(“iluminados”, “músicas”, “viejas”), que reafirma la intención crítica del
autor.
Por
último, LLAMAZARES quiere crear belleza en el texto, pese al tono apático y/o
melancólico de este. Lo consigue con abundantes recursos estilísticos, tales
como metáforas (“mar del color del vino”: que resalta lo cruento de las
migraciones por el Mediterráneo; “noches de piedra”: a las que tienen que hacer
frente las decenas de miles de inmigrantes, obligados a dormir al raso, desamparados),
comparaciones (“como animales entre alambradas”) que aluden a la metodología
empleada por los gobiernos europeos para frenar o ralentizar el éxodo que está
teniendo lugar ahora mismo, y la aliteración de la – s –, para evocar el
silencio cómplice todos nosotros, que no nos pronunciamos lo suficientemente
alto como para que nuestros gobiernos nos escuchen, bien por miedo a ser
juzgados por nuestro entorno, bien por la comodidad de saber que vivimos en un
sistema que nos provee de todo lo que creen necesario, (“mezclándose con sus
luces las almas de los anónimos miles de muertos de las guerras de Siria y de
Irak”), y de la – r –, con la que se acentúa un sentido “pésame” tanto por las
personas fallecidas en estos últimos años en el Mar Mediterráneo, como por
todos los que llegarán al final de sus trayectos para encontrarse con las
puertas y ventanas europeas cerradas a cal y canto (“Por cada uno de ellos yo
arrojo una rosa negra que nadie verá caer”).
NOÉ
RUANO GUTIÉRREZ.