Temas de un fragmento del poema XCVIII ("A
orillas del Duero")
En 1912, poco
antes de la muerte de Leonor, Antonio Machado publica Campos de Castilla. Lo escribe durante cinco años de estancia en
Soria, tierra que va imprimiendo una huella profunda en su vida personal, en su
ideología y en su quehacer poético.
Los temas
presentes en este poema de Antonio Machado son los siguientes:
El paisaje
(tema secundario) y las gentes de Castilla “ganapanes, soldados, guerreros…”
son los temas que aparecen en esta composición XCVIII siendo este último el
principal. El paisaje castellano es visto de una manera lírica que capta su
belleza y majestad con las que se mezcla su alma. Machado proyecta sobre el
paisaje lo que lleva él en su alma. Castilla es una tierra tan áspera y
monótona en su naturaleza física, así como tan sobria e introvertida en el
carácter de sus gentes “la madre de soldados guerreros y adalides que han de
tornar”. Ha hecho posible su extensión como reino por toda la Península Ibérica
y ha enviado su gente a conquistar continentes “para la presa cuervos, para la
lid leones”.
Castilla en
el presente del poeta ha sufrido una decadencia social, política y cultural
contrastada con el esplendor en el pasado “Castilla miserable, ayer
dominadora”. Esta decadencia lleva a Machado a pensar y sentir la acción
destructora del tiempo formando parte del tema centra En este sentido, puede decirse que su poesía es nostálgica, elegiaca y
dolorida. Esta temporalidad es el reverso de la esencialidad, concebida esta
última como la naturaleza humana que el hombre conserva como tal durante toda
su vida y en el más allá, que Machado, con dudas, cree eterna. Además siente angustia por la apatía y miserias de las
gentes en el presente “madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes” o
“Envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora”.
Mediante
símbolos critica la historia y la sociedad castellana “Filósofos nutridos de
sopa de convento” excesivamente apegados a la religión.
Otro
de los temas surge al sentirse el poeta parte de
Castilla y sufrir en su corazón los dolores colectivos “madrastra es hoy apenas
de humildes ganapanes”. Tales inquietudes brotan del fondo mismo de su
intimidad, caldeados por la misma emoción que experimenta ante el amor y ante
la muerte.
Sara Delgado