Relaciona las funciones lingüísticas que aparecen con el tipo de texto
TEXTO 2
ADELA. En vez de limpiar la casa y acostarte para rezar a tus
muertos buscas como una vieja marrana asuntos de hombres y mujeres para
babosear en ellos.
LA PONCIA. ¡Velo! Para que las gentes no escupan al pasar por
esta puerta.
ADELA. Es inútil tu consejo. Ya es tarde. No por encima de ti, que
eres una criada; por encima de mi madre saltaría para apagarme este fuego que
tengo levantado por piernas y boca. ¿Qué puedes decir de mí? ¿Que me encierro
en mi cuarto y no abro la puerta? ¿Que no duermo? Soy más lista que tú. Mira a
ver si puedes agarrar la liebre con tus manos.
LA PONCIA. No me desafíes, Adela, no me desafíes. Porque yo
puedo dar voces, encender luces y hacer que toquen las campanas.
ADELA. Trae cuatro mil bengalas amarillas y ponlas en las bardas del
corral. Nadie podrá evitar que suceda lo que tiene que suceder.
En este fragmento de La casa de Bernarda Alba aparecen
diversas funciones lingüísticas. Destaca la función apelativa en la que Adela muestra su rebeldía a través de
preguntas retóricas que formula a la Poncia para hacerla saber que no tenía
nada que hacer para frenar ese amor apasionado que sentía por Pepe el Romano (futuro
marido de su hermana mayor) “¿Que me encierro en mi cuarto y no abro la puerta?
¿Que no duermo?”, mediante el uso del modo imperativo “Trae cuatro mil bengalas
amarillas”, uso del vocativo para intentar controlarla y convencerla de que
ella es capaz de contárselo a todo el mundo “No me desafíes, Adela, no me
desafíes” y también el uso del mandato para reclamarla su
relación con Pepe el Romano. La función apelativa está relacionada con el lenguaje dialogado ya que se centra en
el receptor, al estar reclamando su respuesta.
También aparece la función expresiva en el que destaca la
subjetividad del fragmento, en el que cada personaje expresa lo que siente al
ver la vida de una manera distinta y sobre todo es usado para insultarse la una
a la otra; abundan los adjetivos valorativos “vieja marrana” “inútil”, el uso
de la 1ª persona “puedo” “tengo” “duermo” y el subjuntivo “Para que las gentes
no escupan al pasar por esta puerta” usado para hacer suposiciones, en este
caso la Poncia lo utiliza para referirse a la posibilidad de que la gente se
entere de lo que está haciendo Adela ya que esta se convertiría en una persona
odiada por toda la gente del pueblo. También predomina el uso de énfasis en
oraciones exclamativas “¡Velo!” y se usa palabras con valor connotativo como “fuego”
cuando Adela dice “este fuego que tengo levantado por piernas y boca” para
referirse al fuerte amor que siente por Pepe el Romano. La función expresiva
está relacionada con el lenguaje
dramático el cual se centra en la persona que habla, es decir, en el
emisor, de esta manera podremos conseguir la individualización y con esto
llegaremos a conocer mejor el carácter y comportamiento de cada personaje.
Por último podemos apreciar el
uso de la función poética, se usan
múltiples recursos lingüísticos como pueden ser, el hipérbaton “no por encima
de ti” en el que adelanta el adverbio de negación “no” y el CCLUGAR para destacar que ella no será la
mayor autoridad a la que está dispuesta a enfrentarse para dejar de ocultar su
relación amorosa con el futuro marido de su hermana, una metáfora propia de la
lengua coloquial “Mira a ver si puedes agarrar la liebre con tus manos” mediante
la cual Adela la desafía a que intente frenarla sabiendo que no puede y un
hipérbole “Trae cuatro mil bengalas amarillas” donde se vuelve a mostrar la
rebeldía de Adela al referirse a que no la importa que se entere la gente de su
relación ya que como ella dice: “Nadie
podrá evitar que suceda lo que tiene que suceder”. La función poética está
relacionada con el lenguaje literario
que se centra en el mensaje y la manera en la que se expresa, ya que estos
mensajes están cargados de sentidos dobles, sugerencias irónicas “¿Que me
encierro en mi cuarto y no abro la puerta? ¿Que no duermo?” e incluso
simbolismo puro. Este tipo de lenguaje es muy común en el habla andaluza que
presume de no emplear frecuentemente un lenguaje realista.
Carlota Tejido