La casa de Bernarda Alba
ADELA: En vez de limpiar la casa y acostarte para rezar a tus
muertos buscas como una vieja marrana asuntos de hombres y mujeres para
babosear en ellos.
LA PONCIA: ¡Velo! Para que las gentes no escupan al pasar por
esta puerta.
ADELA: Es inútil tu consejo. Ya es tarde. No por encima de ti, que
eres una criada; por encima de mi madre saltaría para apagarme este fuego que
tengo levantado por piernas y boca. ¿Qué puedes decir de mí? ¿Qué me encierro
en mi cuarto y no abro la puerta? ¿Qué no duermo? Soy más lista que tú. Mira a
ver si puedes agarrar la liebre con tus manos.
LA PONCIA: No me desafíes, Adela, no me desafíes. Porque yo puedo
dar voces, encender luces y hacer que toquen las campanas.
ADELA: Trae cuatro mil bengalas amarillas y ponlas en las bardas del
corral. Nadie podrá evitar que suceda lo que tiene que suceder.
Análisis de los personajes de la obra presentes en el fragmento.
Los
personajes que aparecen en este fragmento son fundamentales en el desarrollo de
la obra; Adela y la Poncia.
Adela,
tiene veinte años, es la más joven de las hijas de Bernarda. Su nombre
significa “de naturaleza noble”. Es hermosa y apasionada, como podemos observar
en el texto; “este fuego que tengo levantado por piernas y boca”. Su fuerza y
su pasión la hacen prorrumpir en exclamaciones escandalosas, en desafío abierto
a la moral establecida está dispuesta a convertirse en la querida de Pepe el
Romano; “No por encima de ti, que eres una criada; por
encima de mi madre saltaría para apagarme este fuego que tengo levantado de
piernas y boca”, a pesar de que iba a casarse con su hermana mayor y va en
contra de su moral, nada puede pararla; “Nadie podrá evitar que suceda lo que
tiene que suceder”. Su rebeldía irá en aumento hasta llegar a romper el bastón
de su madre. La causa de su muerte no es su rebelión sino la mentira perversa
de su hermana Martirio que le convence de que la única razón de su vida ya no
existe; diciendo que su enamorado, Pepe el Romano, había muerto.
Por
otra parte, la Poncia es un ama de llaves, de la misma edad que Bernarda;
sesenta años, su nombre viene de Poncio Pilato relacionándola con el acto de
“limpiarse las manos” ante los asuntos de la casa. Su lenguaje es sobre todo
realista, ya que interviene en los conflictos, hace advertencias, da consejos y
en ocasiones hasta tutea a Bernarda. Ésta le recuerda la distancia que las
separa y ella asume su condición pero llena de odio contenido. Habla con las
hijas de Bernarda de modo abierto y descarado; “No me desafíes, Adela, no me
desafíes. Porque yo puedo dar voces, encender luces, y hacer que toquen las
campanas.”, dando a ver su poder. Ella siente que, en cierto modo, tiene el
mando de la casa, ya que sabe cosas que, por ejemplo, Bernarda no sabe; “¡Velo!
Para que las gentes no escupan al pasar por esta puerta”.
Laura Argüeso