2/20/2011

Los personajes en La casa de Bernarda Alba

No hay duda de que la obra contiene crítica social, Bernarda es estrictamente tradicional e intolerante hasta el máximo” ¡Esa es la cama de las mal nacidas!”, pero no representa a España. Sólo es una mujer desgraciada cuya razón de ser es el odio y la represión que le impone a otros. Si algo no se realiza a su gusto exagera los hechos para destacar el fallo cometido. “¡Qué pobreza la mía no tener un rayo entre los dedos!” Las mujeres del pueblo la tienen miedo. Su debilidad consiste en su incapacidad para comprender y aceptar todo lo que no sea la moralidad del pueblo y tomar sus deseos por realidades.
Es un ser malévolo, pero no porque trate de usurpar una autoridad que no es suya, sino en su manera de emplear su propia autoridad. Tras la muerte de su marido, ella asume el mando, lo que resulta un continuo conflicto entre autoridad y libertad. Bernarda es el personaje de la autoridad. Su nombre significa “fuerza de oso”. Representa las convecciones morales y sociales más añejas, la mentalidad tradicional del ¿Qué dirán?, apariencia, buena fachada aunque no se corresponda con la realidad, oposición a los impulsos eróticos, la decencia, la honra, la obsesión por la virginidad, la concepción tradicional del papel de la mujer frente al hombre, etc. Su lenguaje está plagado de órdenes y prohibiciones.
Todas las hijas viven entre la reclusión impuesta y el deseo del mundo exterior. Todas están más o menos obsesionadas con lo erótico, estos anhelos pueden ir unidos, o no, a la idea del matrimonio, único cauce permitido para salir de aquel encierro. Sus actitudes van desde la sumisión más cerrada como Martirio,  a la rebeldía más abierta, como Adela.
Adela se encuentra al lado de la individualidad y la ley natural. Tiene 20 años, es la más joven de las hijas de Bernarda, su nombre significa: “ de naturaleza noble”. Es hermosa y apasionada. Su fuerza y su pasión la hacen prorrumpir en exclamaciones escandalosas: ¡Aquí se acabaron las voces de presidio!”,”No dé usted un paso más”,  en desafío abierto a la moral establecida por Bernarda. Está dispuesta a convertirse en la querida de Pepe el Romano. “¡En mí no manda nadie más que Pepe!”Adela es la que más gusta, representa la única posibilidad de amor que vemos en la obra, pero tampoco está exenta de culpabilidad. Rompe con su rebelión las normas establecidas por su sociedad y lo hace sabiendo perfectamente lo que significa. “Todo el pueblo contra mí, quemándome con sus dedos de lumbre, perseguida por las que dicen que son decentes”. No es una heroína, ya que su propia rebelión la lleva a la perdición. La causa de su muerte no es su rebelión, sino la mentira de Martirio, que la convence de que su única razón de vida ya no existe. Es una pobre joven que muere víctima de unas circunstancias determinadas.
Martirio tiene 24 años, pudo haberse casado si su madre no se hubiese entrometido. Enferma, depresiva y pesimista hace honor a su nombre. Su pasión la lleva hasta la vileza. Tiene celos de su hermana, “ Eso no pasará mientras yo tenga una gota de sangre en el cuerpo”, por eso no puede soportar la idea de que ella sea feliz junto a Pepe el Romano, por eso intenta evitar a toda costa el encuentro con este personaje, que lo podemos apreciar en el texto: “(Se oye un silbido y Adela corre a la puerta, pero Martirio se le pone delante.)”
El nombre de Magdalena hace alusión a su llanto. Tiene 30 años. Da muestras de sumisión pero sorprende con amargas protestas. Hubiera preferido ser hombre, ya que ha abandonado la idea de casarse.
Amelia tiene 27 años, su nombre significa “sin miel”. Es el personaje más desfigurado, apenas interviene en momentos importantes: resignada, medrosa y tímida.
Angustias tiene 39 años y es la hija de su primer matrimonio. Es heredera de una fortuna considerable que no tarda en atraer a Pepe el Romano pese a su edad y su falta de encanto, ha perdido la pasión y la ilusión. “Vamos a dejar que se case con Angustias”.
La primera escena de la Poncia y la criada es una escena clásica entre criadas para la  exposición. Su nombre nos recuerda al de Poncio Pilatos, tiene la misma edad que Bernarda y ha pasado la mayor parte de su vida sirviéndola. Cuando Bernarda aparece ya la hemos empezado a odiar por lo que ha dicho la Poncia. Cuando entra y dice su primera palabra tenemos una concepción de ella cuidadosamente preparada. Poncia es una vieja criada que interviene en las conversaciones, en los conflictos, hace advertencias, da consejos y hasta tutea a Bernarda.
Ésta le recuerda la distancia que las separa y Poncia asume su condición llena de odio contenido. Su lenguaje es sobre todo realista. Habla con las hijas de Bernarda de modo abierto y descarado, con una sabiduría rústica que incita. Destaca el sabor, la riqueza y la creación de su habla.
El personaje ausente es el hombre. La llamada del sexo se nos hace presente sobre todo en Pepe el Romano de 25 años. Representado algo donjuanesco, de supervirilidad que las conquista, y con el cual tiene un romance Adela: “ Ya no aguanto el horror de estos techos después de haber probado el sabor de sus labios”, aunque se casará con Angustias.
María Josefa ( María + José ), Es la abuela. En sus palabras se mezcla locura y verdad. Agranda los problemas centrales, la frustración de las mujeres, el anhelo de matrimonio y de maternidad, el ansia de libertad, de espacios abiertos.
El esposo de Bernarda apenas deja memoria en sus familiares, en boca de la criada era un tipo aprovechado y sensual. La agobiante presencia de lo viril se resume simbólicamente en el caballo garañón que busca a coces contra las puertas, las potras que le han alejado. La privación es causa de apetito y en este vacío anheloso, agravado por la represión, la llamada exterior resulta más apremiante.
 Elaborado por Andrea Tejido