1. ACTITUD DEL AUTOR
El autor adopta una actitud crítica e irónica hacia la situación socioeconómica de los jóvenes en España. Esta postura queda patente en el uso constante de la función expresiva o emotiva del lenguaje, mediante la cual transmite su indignación y descontento, combinada con la función apelativa, buscando que el lector comparta su visión crítica. Los rasgos lingüísticos que evidencian esta actitud son numerosos: destaca la ironía, presente desde el mismo título ("España encuentra la fuente de la eterna juventud"), donde subvierte el significado positivo de la expresión para denunciar que los jóvenes permanecen en una juventud forzada e indefinida por motivos económicos. También emplea la hipérbole ("los dictadores no se acaban de morir nunca") y referencias culturales cargadas de sarcasmo, como la alusión al "bono cultural" o "La Revuelta", presentados como consuelos ridículos ante problemas estructurales graves. El tono sarcástico se refuerza con expresiones como "no deberían quejarse", evidentemente irónicas, y la mención final a Joyce ("el silencio, el exilio y la astucia") subraya con amargura las únicas salidas que les quedan a los jóvenes.
2. INTENCIONALIDAD DEL AUTOR
La intención del autor es denunciar y sensibilizar sobre la precariedad estructural que impide la emancipación juvenil en España, responsabilizando implícitamente a las políticas públicas. Predomina la función conativa o apelativa, buscando provocar una reacción crítica en el lector, junto con la función referencial, al aportar datos objetivos que sustentan su denuncia. Los rasgos lingüísticos que apoyan esta intencionalidad incluyen el uso abundante de datos estadísticos (porcentajes, comparativas temporales y con la UE) que dotan al texto de rigor y credibilidad, reforzando su capacidad persuasiva. La primera persona del plural ("nuestro país", "hemos encontrado") busca la complicidad del lector e implicarlo en el problema colectivo. Asimismo, recurre a la intertextualidad (el País de Nunca Jamás, los conquistadores, Stephen Dedalus) para enriquecer su argumentación y conectar con un lector culto. La adjetivación valorativa ("peculiar", "complicado") y las estructuras contrastivas (datos de jóvenes frente a jubilados) refuerzan el propósito persuasivo de hacer visible una injusticia generacional que el autor considera inaceptable.
Actitud del autor
La actitud del autor es profundamente crítica e irónica ante la situación de precariedad estructural que viven los jóvenes españoles. Gascón adopta un tono mordaz y sarcástico que revela indignación contenida bajo una aparente frivolidad. Predomina la función expresiva del lenguaje, pues el autor manifiesta su valoración subjetiva y emotiva del problema, aunque lo hace desde la ironía en lugar de la denuncia explícita. Esta actitud queda patente en el uso de un léxico deliberadamente contradictorio: hablar de "fuente de la eterna juventud" para referirse a la imposibilidad de emancipación juvenil constituye una antífrasis que evidencia su postura crítica. La modalización irónica atraviesa todo el texto, como en "Uno de los logros de nuestro país" o "es una buena política", donde el contexto desmiente lo afirmado. El autor emplea también recursos retóricos hiperbólicos que amplifican la crítica: "los jóvenes no dejan de ser jóvenes y los dictadores no se acaban de morir nunca" establece una comparación implícita devastadora. La actitud desprecia las soluciones cosméticas mediante la ironía final: "tienen el bono cultural y La Revuelta: no deberían quejarse", donde la desproporción entre problema y supuesta solución subraya su insuficiencia.
Intencionalidad del autor
La intencionalidad fundamental del autor es persuadir al lector de la gravedad del problema de emancipación juvenil y denunciar la inacción política mediante la sátira. Predomina aquí la función apelativa del lenguaje, pues busca provocar una reacción crítica en el receptor ante la realidad descrita. Gascón pretende desmontar el discurso oficial que minimiza o ignora esta crisis generacional, utilizando para ello datos objetivos recopilados de fuentes académicas: "los ingresos del capital se redujeron en los menores de 35 años un 23% en una década", lo que activa también la función referencial para fundamentar su argumentación. La intención desmitificadora se evidencia en la inversión semántica del título y el primer párrafo: lo que promete ser positivo ("fuente de la eterna juventud") se revela como distopía social. El autor busca igualmente responsabilizar a las instituciones mediante el uso de sujetos colectivos impersonales: "las administraciones públicas han actuado con coordinación y coherencia" (nuevamente irónico). La referencia culta final a Joyce ("el silencio, el exilio y la astucia") pretende elevar el drama individual a categoría universal y sugerir que la única salida para los jóvenes es, trágicamente, la huida o la resignación, intensificando así el impacto emocional y crítico del mensaje.