11/19/2018

“Rosas negras” Comentario de la actitud e intencionalidad del autor

La resignación del autor se percibe en este texto, en el que Julio Llamazares plasma su impresión de la sociedad actual. Es por eso que se refleja la subjetividad en la 1ª persona (“Por cada uno de ellos yo arrojo una rosa negra que nadie verá caer”), propia de la función expresiva, por la que se establece una comunicación entre el emisor y el receptor. También se utilizan adjetivos valorativos (“conmovedoras”, “deslumbrantes”, “perfecta”), con los que resalta la figura de Andrea Bernal.
Por otro lado, la objetividad del autor está presente en la aportación de datos y cifras (“5.000 sepultados en ella solo este año”), y en la utilización de la modalidad oracional enunciativa de oraciones en las que incluye verbos en modo indicativo (“concluye su poema Andrea Barnal”: concluye , en 3ª persona del singular, del presente de indicativo), y que siguen un orden lógico. Estas características aparecen también cuando da una visión personal de la situación para ocultar esa subjetividad.
            El autor se muestra pesimista ante el futuro de desorden, justicia e hipocresía que le espera al mundo, en el que las preocupaciones más relevantes del ser humano se reducen y reducirán a la vanalidad de unas fiestas populares (“concluye su poema Andrea Bernal en un final que valdría también para el año que terminará esta noche y que será celebrado (…) con la alegría repetitiva y artificial de todos los años, esa que nos sirve a todos para engañar nuestras creencias o para negar lo que no nos gusta”).
La intención del autor es informar sobre la situación actual en el Mar Mediterráneo, más en concreto, sobre la crisis migratoria que se lleva desarrollando estos dos últimos años, y lo hace por medio de la función referencial o representativa, es decir, con la objetividad anteriormente comentada, y que incluye el uso de un léxico denotativo (“poesía”, “campanadas”, “civilización”) y la modalidad oracional enunciativa en oraciones que siguen un orden lógico, en las que emplea verbos en modo indicativo (“las de los centenares de miles de refugiados que vagan por las fronteras como animales: vagan = 3ª persona del singular, del presente de indicativo”).
Asimismo, pretende influir en la opinión pública expresando su opinión con respecto al tema principal del texto, es decir, de manera subjetiva. Lo hace por medio de la función expresiva, utilizando verbos en 1ª persona (“arrojo”: 1ª persona del singular, del presente de indicativo; “nos gusta”: 1ª persona del plural, del presente de indicativo), con los que hace sentir al lector como parte de un grupo mucho mayor. También mediante el uso de un léxico connotativo (“iluminados”, “músicas”, “viejas”), que reafirma la intención crítica del autor.
Por último, LLAMAZARES quiere crear belleza en el texto, pese al tono apático y/o melancólico de este. Lo consigue con abundantes recursos estilísticos, tales como metáforas (“mar del color del vino”: que resalta lo cruento de las migraciones por el Mediterráneo; “noches de piedra”: a las que tienen que hacer frente las decenas de miles de inmigrantes, obligados a dormir al raso, desamparados), comparaciones (“como animales entre alambradas”) que aluden a la metodología empleada por los gobiernos europeos para frenar o ralentizar el éxodo que está teniendo lugar ahora mismo, y la aliteración de la – s –, para evocar el silencio cómplice todos nosotros, que no nos pronunciamos lo suficientemente alto como para que nuestros gobiernos nos escuchen, bien por miedo a ser juzgados por nuestro entorno, bien por la comodidad de saber que vivimos en un sistema que nos provee de todo lo que creen necesario, (“mezclándose con sus luces las almas de los anónimos miles de muertos de las guerras de Siria y de Irak”), y de la – r –, con la que se acentúa un sentido “pésame” tanto por las personas fallecidas en estos últimos años en el Mar Mediterráneo, como por todos los que llegarán al final de sus trayectos para encontrarse con las puertas y ventanas europeas cerradas a cal y canto (“Por cada uno de ellos yo arrojo una rosa negra que nadie verá caer”).

NOÉ RUANO GUTIÉRREZ.